Share

yarizel

Por: Dra. Yarizel Rodríguez
Psicóloga Industrial-Organizacional

Hoy día las demandas ambientales y organizacionales nos llevan ver el desarrollo profesional y personal como una necesidad y no un lujo. Si las personas siguen desempeñándose y comportándose con las mismas herramientas adquiridas en su familia o con herramientas que les funcionaron hace años atrás, serán presas de la frustración, la negatividad y el «no se puede”.

El coeficiente intelectual (IQ) no predetermina si una persona es emocionalmente inteligente. Muchas personas tienen una capacidad intelectual sumamente alta, pero se les dificulta controlar sus emociones y relacionarse con otros. Mientras, hay personas que cuyo coeficiente intelectual es promedio, pero son exitosos en la vida porque han podido desarrollar su habilidad de manejar, reconocer y controlar sus impulsos.

Aplicando esto a la vida laboral, un supervisor con actitudes negativas, pocos recursos emocionales y pocas herramientas de manejo, puede influenciar negativamente a su equipo de trabajo y los resultados que su equipo obtiene. En pocas palabras, un Supervisor PESIMISTA, que no maneja sus pensamientos, emociones y palabras, se comporta de la siguiente manera:

  • Critica el desempeño de los demás continuamente
  • No es conforme ni agradecido
  • Percibe constantemente errores o peligros en su entorno
  • No hace halagos ni menciona las cosas positivas
  • Habla de lo que no le gusta, más no habla de lo que sí le gusta
  • Es desconfiado
  • No encuentra cosas agradables en su entorno
  • No está feliz consigo mismo y, por lo tanto, sus empleados no se sienten valorados por él/ella.
  • Se siente desdichado con la vida que le ha tocado
  • Ve los aspectos negativos de una buena situación y los magnifica
  • Ante un error, puede pasar demasiado tiempo buscando culpables y crea un ambiente de desconfianza donde las personas se sienten amenazadas
  • Tiene muchas dificultades para encontrar oportunidades ventajosas
  • Piensa que los problemas son irremediables
  • Achaca los problemas a su mala suerte o al destino
  • Suele pasar mucho tiempo preocupado
  • Sus niveles de ansiedad aumentan significativamente ante problemas o situaciones nuevas

¿Conoces a alguien así?

Por otra parte, un Supervisor SANAMENTE OPTIMISTA se comporta de la siguiente manera:

  • Encuentra fácilmente las ventajas que le ofrece el medio, busca opciones y ofrece soluciones creativas a los problemas, su pensamiento es que siempre hay una solución para todo y que todo ocurre por una razón y un propósito. No se queda estancado sopesando el problema.
  • Le gusta halagar a los demás y sabe conocer a las personas y sacar lo mejor de ellos • Habla de lo que le resulta agradable, es alegre y amigable
  • Es confiado y confía en las personas con las cuales trabaja
  • Delega y provee un plan de trabajo
  • Está feliz consigo mismo y con su entorno. Sabe que el lugar de trabajo es un buen lugar para su desarrollo profesional y encuentra oportunidades
  • Piensa que los problemas se pueden resolver o evitar y trabaja para ello
Columna4

¿Conoces a alguien así? Seguramente es alguien a quien admiras por cómo maneja las situaciones y los recursos emocionales que posee.

Si deseamos ver resultados diferentes en nuestra vida, tanto personal como profesional, es importante que vayamos dándole “Upgrade” a nuestro conocimiento intelectual y emocional con bastante frecuencia. De esto dependerá el éxito personal y profesional de los individuos y de las organizaciones actuales de trabajo.

La felicidad y la salud están al alcance de todos. Una vida tranquila, sin ambiciones desproporcionadas y libre de preocupaciones intensas, es condición indispensable para una buena salud. Debemos adquirir nuevas herramientas si deseamos manejar nuestra vida y trabajo de forma más fluida, con mayor sentido de control y satisfacción.

Share