Hoy día las demandas ambientales y organizacionales nos llevan ver el desarrollo profesional y personal como una necesidad y no un lujo. Si las personas siguen desempeñándose y comportándose con las mismas herramientas adquiridas en su familia o con herramientas que les funcionaron hace años atrás, serán presas de la frustración, la negatividad y el «no se puede”.
El coeficiente intelectual (IQ) no predetermina si una persona es emocionalmente inteligente. Muchas personas tienen una capacidad intelectual sumamente alta, pero se les dificulta controlar sus emociones y relacionarse con otros. Mientras, hay personas que cuyo coeficiente intelectual es promedio, pero son exitosos en la vida porque han podido desarrollar su habilidad de manejar, reconocer y controlar sus impulsos.
Aplicando esto a la vida laboral, un supervisor con actitudes negativas, pocos recursos emocionales y pocas herramientas de manejo, puede influenciar negativamente a su equipo de trabajo y los resultados que su equipo obtiene. En pocas palabras, un Supervisor PESIMISTA, que no maneja sus pensamientos, emociones y palabras, se comporta de la siguiente manera:
- Critica el desempeño de los demás continuamente
- No es conforme ni agradecido
- Percibe constantemente errores o peligros en su entorno
- No hace halagos ni menciona las cosas positivas
- Habla de lo que no le gusta, más no habla de lo que sí le gusta
- Es desconfiado
- No encuentra cosas agradables en su entorno
- No está feliz consigo mismo y, por lo tanto, sus empleados no se sienten valorados por él/ella.
- Se siente desdichado con la vida que le ha tocado
- Ve los aspectos negativos de una buena situación y los magnifica
- Ante un error, puede pasar demasiado tiempo buscando culpables y crea un ambiente de desconfianza donde las personas se sienten amenazadas
- Tiene muchas dificultades para encontrar oportunidades ventajosas
- Piensa que los problemas son irremediables
- Achaca los problemas a su mala suerte o al destino
- Suele pasar mucho tiempo preocupado
- Sus niveles de ansiedad aumentan significativamente ante problemas o situaciones nuevas
¿Conoces a alguien así?
Por otra parte, un Supervisor SANAMENTE OPTIMISTA se comporta de la siguiente manera:
- Encuentra fácilmente las ventajas que le ofrece el medio, busca opciones y ofrece soluciones creativas a los problemas, su pensamiento es que siempre hay una solución para todo y que todo ocurre por una razón y un propósito. No se queda estancado sopesando el problema.
- Le gusta halagar a los demás y sabe conocer a las personas y sacar lo mejor de ellos • Habla de lo que le resulta agradable, es alegre y amigable
- Es confiado y confía en las personas con las cuales trabaja
- Delega y provee un plan de trabajo
- Está feliz consigo mismo y con su entorno. Sabe que el lugar de trabajo es un buen lugar para su desarrollo profesional y encuentra oportunidades
- Piensa que los problemas se pueden resolver o evitar y trabaja para ello

¿Conoces a alguien así? Seguramente es alguien a quien admiras por cómo maneja las situaciones y los recursos emocionales que posee.
Si deseamos ver resultados diferentes en nuestra vida, tanto personal como profesional, es importante que vayamos dándole “Upgrade” a nuestro conocimiento intelectual y emocional con bastante frecuencia. De esto dependerá el éxito personal y profesional de los individuos y de las organizaciones actuales de trabajo.
La felicidad y la salud están al alcance de todos. Una vida tranquila, sin ambiciones desproporcionadas y libre de preocupaciones intensas, es condición indispensable para una buena salud. Debemos adquirir nuevas herramientas si deseamos manejar nuestra vida y trabajo de forma más fluida, con mayor sentido de control y satisfacción.